martes, 31 de julio de 2018

La Bella y la Bestia (word)


La bella y la bestia

Había una vez un hombre que vivía en una cabaña con sus tres hijas la más pequeña era muy hermosa que todos la llamaban Bella, lo que hacía morirse de celos y envidia a sus dos hermanas.
Un día el buen hombre tuvo que ir a la ciudad. Antes de marcharse reunió a sus hijas y les preguntó si querían que les trajese un regalo.
-¡joyas!-dijo la mayor.
-¡vestidos de seda!-dijo la segunda hija.
Pero Bella, la más pequeña de las tres, sólo deseo una rosa blanca.
Cuando volvía a casa, el hombre fue sorprendido por una gran tormenta de nieve.
La ventisca era tan fuerte y violenta, y el bosque tan grande y oscuro que temió no poder regresar nunca a su hogar.
De pronto vio a lo lejos un grandioso palacio.
Llamó al patrón, pero parecía no haber nadie. Entró y se vio en un comedor con una mesa sobre lo que había una magnífica cena. El hombre que estaba hambriento comió hasta saciarse.
Luego decidió recorrer la mansión. Escaleras arriba encontró una alcoba con una cómoda cama en la que cayó rendido.
Al día siguiente, cuando se despertó, vio que alguien le había servido el desayuno junto al lecho.
Cuando abandonaba la mansión para volver a casa, el hombre pasó cerca de un precioso jardín de rosas.
Recordó el deseo de Bella, se detuvo para elegir una flor.
De pronto, con un rugido amenazador, surgió ante él una bestia.
-¡Te he brindado una estupenda acogida y me pagas robándome rosas!-gruñó le bestia.
Temblando de miedo, el hombre le pidió perdón.
-Sólo quería una rosa para mi hija.
-Está bien, te perdono. Pero sólo si tu hija accede a vivir aquí libremente-dijo la bestia-. Si no, tendrás que regresar en tres meses.
Ya en casa, el hombre explicó entre lágrimas a sus hijas lo ocurrido.
 Para su sorpresa, Bella aceptó en seguida la propuesta de la bestia.
Cuando la muchacha llegó al palacio, le estaba esperando una opulenta comida.
-querrá engordarme para para devorarme luego-pensó, pero igualmente comió.
Cuando hubo terminado, apareció la bestia. Su aspecto era terrorífico, y Bella sintió miedo.
-tu habitación está lista-dijo la Bestia, y la y la condujo hasta una puerta donde había un letrero dorada que decía: APOSENTO DE BELLA.
La habitación tenía todo lo que una joven podía desear: un piano de marfil, hermosos vestidos de seda y rosas de fragante aroma.
En el tocador había un espejo con la siguiente inscripción: SI ALGO QUIERES PEDIR, FORMULA TU DESEO Y MÍRATE EN MÍ.
-me gustaría ver a mi padre-dijo Bella, y en ese preciso momento lo vio sentado muy triste en casa junto al fuego.
-Quizás después de todo, la Bestia no quiera matarme-pensó Bella-. ¿Qué planes tendrá?
Al día siguiente por la noche, la Bestia cena con Bella.
-Dime-preguntó a la muchacha- tengo un aspecto horrible, ¿verdad?
Bella no sabía mentir.
-sí- le respondió-, pero sé que tienes un buen corazón.
-entonces, ¿Aceptarías casarte conmigo?
Sabía que el monstruo se enfadaría si le rechazaba, pero no podía aceptar porque no le amaba.
-No, lo siento. No quiero casarme contigo.
La Bestia suspiró tan profundamente que las paredes vibraron.
-Buenas noches, entonces-dijo la Bestia muy triste.
Pasaron los meses y Bella era feliz en el palacio.
Una noche, la Bestia volvió a preguntarle:
-¿Quieres casarte conmigo?
Bella respondió que no, aunque sentía un gran aprecio por él.
Un día, Bella miró en el espejo mágico y vio a su padre enfermo. Suplicó a la Bestia que la dejara marchar, y el monstruo accedió.
-Toma este anillo mágico-le dijo-. Si algún día quieres volver, ponlo junto a ti en la cama, y al despertar estarás aquí.
-Volveré- prometió Bella.
La joven regresó a su casa y cuidó a su padre, que pronto sanó. Bella se dispuso a volver al palacio, pero sus hermanas sentían envidia de que viviera en una mansión. Así que la convencieron para que se quedara.
Una noche, Bella soñó que la Bestia había muerto y despertó llorando. Entonces supo que amaba al monstruo y decidió volver junto a él. Colocó el anillo en la cama y cerró los ojos.
Cuando abrió se encontraba en jardín, tal como había visto en sus sueños él yacía muerto en el suelo.
-¡oh, mi Bestia!-lloró la muchacha-No te mueras. Te quiero y quiero casarme contigo.
Al instante el aire se inundó de música y de luz, y la Bestia se convirtió en un apuesto príncipe.


FIN




La Bella y la Bestia (word)

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