Vecinos
excavadores
Una soleada mañana en la pradera, Anabel estaba pastando
tranquilamente cuando, sorprendida descubrió un agujero.
-¡Dios mío!-mugió irritada -¡un agujero en el prado!
Pues sí, alguien había hecho un orificio redondo y profundo
en el suelo.
-Tened cuidado de no meter la pata-dijo Alma temerosa.
Pero a la mañana siguiente, en el mismo lugar ya no había uno
sino ¡cinco agujeros!
-Esto pinta cada vez peor. ¡Dentro de poco no vamos a tener
sitio para poner las patas! –y nada de comer-añadió Carmela.
-¡tenías que haberlo seguido!-le recriminó Anabel, que se
había despertado sobresaltada por el ruido.
-¿Seguir al conejo por el agujero?-protestó Carmela.
-No seas tonta, Anabel. Alma es demasiado grande.
-Entonces estamos perdidas-dijo Alma con tristeza-. Esos
conejos van a acabar echándonos del prado sin que ni siquiera poder verlos.
Al día siguiente, cuando las vacas se despertaron vieron una
escena espectacular. Estaban rodeadas de cientos de conejos.
-disculpe dijo uno muy grande-. Hemos salido a pedirles
ayuda.
-¿ayuda?-repitió Anabel-. ¡Nosotras sí que necesitamos ayuda!
El conejo les explicó que su familia vivía atemorizada.
-sus pezuñas son tan grandes que podrían aplastarnos.
Fue entonces cuando Alma tuvo una de sus estupendas ideas.
-estarían mucho más seguros si vivieran bajo los
setos-sugirió.
Eso hizo. Durante el día, las vacas pastaban en el prado.
Y por la noche, los conejos excavaban entre los setos.
Así, todos fueron felices.
FIN
Aquí está mis recursos.
Vecinos excavadores (word)
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